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sábado, 4 de julio de 2015

HISTORIA DE ESPAÑA. TEXTO HISTÓRICO

TRABAJAR LOS TEXTOS HISTÓRICOS ES UNA BUENA FORMA DE CONOCER EN PROFUNDIDAD LA HISTORIA.

“No mucho después cuantos escaparon a la perfidia de Lúpulo y Galba, reunidos hasta 10.000, invadieron la Turdetania. Contra estos se dirigió Cayo Vetillo, llegado de Roma con algunas tropas nuevas, a las que juntó las que ya había en Hispania, en conjunto unos 10.000. Sorprendiéndoles en sus correrías, mató a muchos y obligó a los restantes a refugiarse en un lugar; situación difícil, pues, quedándose allí, sucumbirían al hambre, y si salían, a los romanos. En vista de lo cual enviaron una legación con ramos de olivo a Vetillo, solicitando de él tierras para establecerse, prometiendo de aquí en adelante mantenerse obedientes al pueblo romano. Vetillo prometió darles tierras y se disponía a formalizar el pacto cuando Viriato, que había escapado de la crueldad de Galba y se hallaba entre ellos, los puso en guardia contra la perfidia de los romanos, recordándoles cuántas veces les habían atacado faltando a sus juramentos y cómo aquel ejército no era otra cosa que los restos escapados de los perjurios de Galba y Lúpulo, diciéndoles que no desesperasen de escapar de aquella situación, si querían obedecerle. movidos todos y animados por estas palabras, eligieron jefe a Viriato. Este colocó a todos los hombres de frente, como en disposición de combate, ordenando que, al montar él en su caballo, se dispersasen por muchas partes y huyesen del modo que pudiesen y por diversos caminos hasta la ciudad de Tribola, y que allí le esperasen. Seleccionando, por otra parte, un millar de hombres, les hace quedarse junto a él; dispuestas así las cosas, Viriato montó a caballo y todos se dieron a la fuga. Vetillo, no atreviéndose a seguir a los que huían en dispersión, volviese contra Viriato que permanecía en guardia y atento a los acontecimientos y entabló combate con él. pero Viriato, con sus velocísimos caballos, pasó todo aquel día y el siguiente corriendo por la llanura, ora hostigándole, ora replegándose, haciéndole frente de nuevo y atacándole. Pero cuando hubo calculado que los demás se encontraban ya a salvo, saliendo, al abrigo de la noche, por caminos escondidos y valiéndose de la ligereza de sus caballos, llegó a la ciudad de Tribola sin que los romanos pudiesen seguirle por el peso de sus armas, el desconocimiento del terreno y la desigualdad de sus caballos.”

APIANO: Historia romana. Sobre Iberia, 61-62

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